CRONICA

Valentina Giraldo Sosa - 11°

Colombia ha pasado por momentos muy críticos, los cuales han hecho de su historia un cuento de terror, aunque al final de cada mal aventura hay una luz de esperanza que muestra el lado positivo de las grandes luchas por el bien.

El pueblo colombiano por su “ignorancia” ha tenido que soportar atrocidades en cuanto a sus derechos, ha tenido que tolerar las injusticias de una política corrupta y mal planteada. A pesar de todo, nuestro pueblo de alguna forma he crecido, lo más hermoso es que su alegría no ha desaparecido, es un pueblo con un corazón enorme y aun espera la llegada de un líder ideal, de un líder que sepa escuchar a su gente y que actué con pertinencia (con el fin de beneficiar a todos).

La lucha aun sigue, pero aun así la vileza se siente muy fuerte. Aunque estemos mal debemos luchar por seguir viviendo dignamente, así fue como María Libia Londoño (Liliam) sobrevivió a una experiencia de suficiente dolor como para desistir a la esperanza de salir adelante, pero no fue así.

Liliam nació el 11 de octubre de 1936 en Salgar. Vivía con sus 2 padres y sus hermanos. Eran una familia honesta, trabajadora y humilde. Liliam recuerda a su padre como un modelo a seguir, pues este era además de un buen hombre, un señor hermoso por sus características (blanco, alto y de ojos claros), el trato con sus hijas siempre fue estupendo, especialmente con Liliam a quien consideraba su ñaña (hija consentida, contemplada).

Alrededor de 1940 La Chusma (antigua guerrilla) llego a Salgar, y su familia fue víctima de este grupo armado. Su padre y su hermano fueron secuestrados, a los minutos escucharon un tiroteo, La Chusma había pasado recogiendo a los hombres del lugar para fusilarlos en la montaña. Después de la masacre las mujeres salieron a buscar los cadáveres de sus seres queridos, para luego sepultarlos. Dimas tomó el poder de las tierras de los Londoño, pues era el hombre más allegado a la familia ya que en ese entonces las mujeres no tenían derecho a tener tierras a sus nombres. Más tarde Dimas se casa con la hermana mayor de Liliam. Al poco tiempo de todo lo sucedido, la familia se vio obligada a abandonar sus fincas por la violencia.

Liliam se estableció en Medellín donde conoció a Antonio de Jesús Sosa (Arturo) el hombre con el cual se caso.

Liliam muere en el 2006 ya teniendo a sus hijos con vidas dignas y cada uno con su propia familia.

Por suerte la violencia no ha afectado a todo el país, al menos no directamente. Lamentablemente a quienes si les ha tocado vivirla, los recuerdos que tienen de ésta no son muy gratificantes y muchas veces los recuerdos llegan a ser vergonzosos.

Medellín y los municipios aledaños fueron poblados entre 1940 y 1950 por causas como el desplazamiento y/o la búsqueda del dinero. La mayoría de las personas que venían del sur se establecieron entre Itagüí y el centro de la ciudad, las personas provenientes del norte se establecieron en Bello.

La política en el país también ha influido enormemente en las mentalidades de nuestro pueblo. Desde chiquitos estamos sometidos a ser parte de la política (desde el colegio con la elección de representantes, o desde la casa con la “jerarquía” o el mando por así decirlo.)

Anteriormente el tema de la política era aun más serio que en la actualidad en cuanto a lo peligroso que era develar el apoyo de algún partido, que en tiempos pasados eran el partido liberal y el partido conservador. Este tema era y sigue siendo muy conflictivo por la intolerancia a la diferencia.

Es triste saber que nuestro pueblo tiende a actuar en masa y a tener el pensamiento de que si no estás conmigo estás contra mí.

Por suerte la intolerancia no era tan visible en todas partes del país, ha habido personas que a pesar de apoyar tan fuertemente una ideología, no olvidan comportarse como buenos ciudadanos (aprendieron a vivir en sociedad).

Argemiro Giraldo nació en Angostura el 11 de Agosto de 1921. Argemiro pertenecía a una familia muy pobre, tan pobre que él decía que vino a usar zapatos cuando se estableció en la ciudad.

Puede decirse que Argemiro hizo parte del proceso de migración de 1940 y del desarrollo industrial, pues él junto con su familia, viajó desde Angostura hasta Bello en busca del dinero. Trabajo hasta su jubilación en Fabricato (fabrica de telas) lugar el cual prefería campesinos analfabetos para la mano de obra.

Argemiro apoya al partido conservador, agradece nunca haberse tenido que enfrentar con el partido liberal a pesar de aborrecerlo, pero si presencio algunas disputas. Nunca supo la causa de la muerte de Gaitán, la verdad nunca fue de su interés.

Durante su estadía en Fabricato, Argemiro conoce a Liria Velásquez, la mujer con la cual en un futuro cercano se casaría.

Liria nació el 15 de abril de 1925 en Carolina del Príncipe. Ella viajo a Bello para trabajar en Fabricato en 1945.

Liria pertenecía a una familia liberal, aunque sus padres murieron cuando estaba pequeña, ella siguió la misma ideología política.

A pesar de apoyar el partido liberal, nunca pudo comentar nada acerca de su elección política por haberse casado con un hombre que apoyaba el partido conservador.

Ella recuerda que en 1948 a eso de la 1 de la tarde en su trabajo, escucho la noticia que hablaba sobre la muerte de Gaitán, cosa que la entristeció porque lo consideraba un buen hombre. A pesar de la tristeza por la pérdida del líder de los liberales, en Bello no hubo disturbios a diferencia de Bogotá.

“Jmm, eso sí, después de la muerte de Gaitán, la Chusma se pegaban de los camiones” dice Liria, es decir, La Chusca empezó un vez más la guerra.

“nunca tuve acercamiento a La Chusma, pero esta si se tiraba al monte, el esposó de una amiga murió en Sanroque a causa de este grupo”.

Liria compra su propia casa gracias a la ayuda que le proporcionó Fabricato, de allí se retira en 1956 por ley de la fábrica que decía que no podían trabajar 2 personas de la misma familia (esposo y esposa). Liria y Argemiro aun viven, y aun conservan la casa que Liria compró en Bello.

A pesar de lo que vemos en las noticias, nuestro pueblo aun es muy sano, en el sentido de que se conserva una mente inocente y trabajadora.

Pero es justamente esa inocencia la que nos estanca en nuestro proceso como país, porque la inocencia se convierte en ignorancia, en una tontería, porque los poderosos son sagaces, y no nos dejan hablar, ni hacernos sentir tan patriotas como podríamos llegar a ser.

¿Cuándo será que oímos a una generación hablar bien de nuestro país?, ¿Que ellos puedan andar por las calles sin temor?